[adult]En un mundo ideal, el amor se desborda en todas sus formas y colores, sin barreras que lo detengan. No obstante, algunos amores se salen del lienzo convencional, pintando historias que, aunque para muchos resultan inauditas, están llenas de humor y una chispa de picardía. Hoy, les cuento una de esas historias protagonizada por Yanet y su primo Jorge, un relato de incesto donde el masaje fue el inicio de una aventura inesperada.
Soy Yanet, no diré mi apellido para no desvelar mi identidad aunque es verdad que mi nombre es Yanet, soy española.
Era una tarde calurosa de verano, de esas que hacen que incluso el aire acondicionado se rinda ante el implacable asedio del sol. Yanet, nuestra heroína de esta historia, había decidido pasar el rato en casa de sus tíos, donde sabía que encontraría algo de calma y, quizás, un poco de diversión. Lo que no esperaba era que su primo Jorge, con quien había compartido mil y una travesuras en la infancia, le iba a pedir un favor poco común.
«Yanet, me duele todo el cuerpo después del partido de ayer. Tú sabes dar masajes, ¿verdad? ¿Podrías ayudarme un poco?», preguntó Jorge con una expresión entre dolor y esperanza. Yanet, que siempre había sido la solución a los problemas de la familia, desde arreglar un enchufe hasta curar el corazón roto de sus primas, no pudo resistirse ante la petición de Jorge. Después de todo, ¿qué podría salir mal en darle un simple masaje a su primo?
Con una sonrisa y un «prepárate para el mejor masaje de tu vida», Yanet se adentró en la tarea con un entusiasmo digno de una profesional. El escenario estaba listo: una habitación fresca, una cama cómoda y dos primos que estaban a punto de vivir una experiencia inolvidable.
Los primeros movimientos de Yanet fueron cautelosos, medidos, como explorando un terreno desconocido. Sin embargo, conforme el tiempo avanzaba, el humor y la complicidad que siempre habían caracterizado su relación comenzaron a hacer de las suyas. «Jorge, ¿estás seguro de que este dolor no es solo una excusa para que te toque?», bromeó Yanet, a lo que Jorge respondió con una risa que evidenciaba su complicidad.
Lo que empezó como un masaje terapéutico pronto se transformó en una sesión de risas y confesiones. Entre aceites aromáticos y movimientos exagerados, Yanet y Jorge recordaron aquellos días de infancia en los que el mayor problema era quién tenía el control remoto del televisor. Era evidente que el masaje estaba sirviendo para mucho más que aliviar dolores musculares; estaba reforzando un vínculo que, aunque estaba teñido de un amor poco convencional, era genuino y lleno de afecto.
La sesión de masaje hizo que a mi primo se le empezara a notar una gran erección.
Yo le dije oh se nota que no te veo en calzoncillos desde niños, esto se esta poniendo muy grande ¿Es por mi? no deberías excitarte conmigo.
Total yo fui un poco tonta y no le hice un final feliz pero al final paso algo mejor. Lo contaré en el próximo post
Bueno recuerden que en la seccion mayores de 18 de WoPi tenemos muchas chicas PlayWopi. Si quieres ver a Yanet y otras recuerda
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