¡Hombre, claro que sí! ¡Vamos a hablar de Jaén con todo el cariño y la sinceridad del mundo! Si tienes solo un día para visitar esta joya andaluza, te cuento lo que no te puedes perder y, de paso, te doy mi opinión sincera sobre lo bueno y lo malo.
Para el desayuno y visita a la Catedral
Empezamos el día tempranito con un buen desayuno. Te recomiendo una tostada con aceite de oliva virgen extra y tomate, típico de aquí, y un café con leche bien cargado. El mejor sitio para esto es una terracita en el centro, donde puedas disfrutar del ambiente matutino jienense.
Después del desayuno, toca visitar la Catedral de Jaén. Es una obra maestra del Renacimiento español, imponente y llena de detalles que te dejarán boquiabierto. Subir a la torre es una experiencia espectacular: las vistas de la ciudad y del mar de olivos son impresionantes. Eso sí, prepara las piernas, que hay unos cuantos escalones.
Para el mediodía un paseo por el Casco Antiguo y disfrutar de las tapas
Tras la visita cultural, un paseíto por el casco antiguo es obligatorio. Calles estrechas, plazas con encanto y el aroma a historia en cada rincón. Te sugiero que vayas sin rumbo fijo, perdiéndote por las callejuelas y descubriendo rincones escondidos.
Y cuando el hambre aprieta, nada mejor que parar en un bar de tapas. En Jaén, la tapa viene gratis con la bebida, así que aprovecha. Prueba las típicas: lomo de orza, patatas a lo pobre y un buen plato de aceitunas.
Eso sí, no te fíes de todos los bares; algunos no son tan generosos con las tapas, pero en general, comerás de lujo.
En la tardecilla id al Castillo de Santa Catalina y Baños Árabes
Por la tarde, subimos al Castillo de Santa Catalina. Las vistas desde allí son una pasada. Puedes ver toda la ciudad y los alrededores. El castillo en sí está bien cuidado y es una ventana al pasado, imaginando las batallas y la vida de la época.
Después, bajamos al centro para visitar los Baños Árabes, uno de los más grandes y mejor conservados de Europa. Es un lugar mágico, con su arquitectura morisca y esa sensación de tranquilidad que te envuelve. Es fácil imaginarse en otra época, disfrutando de un baño relajante.
Te cuento una anécdota: una vez, paseando por el casco antiguo, me encontré con una procesión de Semana Santa. Las calles estaban llenas de gente, y el ambiente era increíblemente emotivo. Aunque no seas religioso, vivir una procesión en Jaén es algo que no se olvida.
Ahora, siendo sincero, Jaén también tiene sus cosas no tan buenas. El tráfico en el centro puede ser un caos y encontrar aparcamiento es casi misión imposible. Además, aunque la ciudad tiene rincones preciosos, hay zonas que están algo descuidadas. La oferta cultural, fuera de los eventos grandes, a veces es un poco escasa. Y claro, en verano hace un calor que derrite las piedras.
Para cerrar el día cena y relax
Para cerrar el día, te recomiendo una cena en un restaurante con terraza. Un buen plato de migas o un bacalao a la jienense con una copa de vino de la tierra. Y si te quedan fuerzas, un paseo nocturno por la ciudad iluminada es el broche de oro perfecto.
Jaén es una ciudad con alma, con mucho por descubrir y saborear. En un día, apenas rascarás la superficie, pero te aseguro que te llevarás un recuerdo imborrable. ¡Disfruta de tu visita y no te olvides de llevarte un poco de aceite de oliva, que es el oro líquido de nuestra tierra! Aqui te lo cuento todo, en este artículo: Descubre el Oro Líquido de Andalucía