El Telegraph y The Spectator se encuentran en problemas
Por más que se haya vendido el año pasado la empresa, a fecha de hoy no se sabe que puede pasar y cuando será resuelto el problema.
Los informes más recientes sugieren que el ex Canciller y editor del Evening Standard, George Osborne, está ahora involucrado y cuestionan si el director ejecutivo de TMG, Nick Hugh, permanecerá.
Mientras tanto, se está investigando una presunta actividad financiera sospechosa en el grupo.
¿Que ha pasado con la venta reciente de Telegraph?
La familia Barclay recuperó el control de TMG seis meses después de que Lloyds Banking Group lo recuperara debido a sus deudas de alrededor de £1 mil millones.
Varios personajes prominentes de los medios expresaron interés en participar en el proceso de subasta de The Telegraph, incluidos el dueño de Mail, Metro e i, Lord Rothermere, el presidente ejecutivo de National World, David Montgomery, el inversor de GB News, Sir Paul Marshall, y el antiguo inversor de Le Monde, Daniel Křetínský. Axel Springer se retiró de la contienda en noviembre, mientras que el ex editor de The Telegraph, William Lewis, estaba buscando financiadores antes de aceptar el puesto de director ejecutivo de The Washington Post.
Pero la familia Barclay logró eludir el proceso de subasta al liquidar su deuda total con Lloyds en un acuerdo con el fondo de inversión Redbird IMI respaldado por Abu Dhabi, liderado por el ex presidente de CNN Jeff Zucker.
¿Cómo sigue ésto ahora?
Su préstamo estaba compuesto por £600 millones garantizados contra The Telegraph y The Spectator y una cantidad similar garantizada contra otros negocios e intereses comerciales de los Barclay.
Esto los convierte en los dueños efectivos de TMG, aunque los cambios adicionales están en espera bajo un Aviso de Intervención de Interés Público (PIIN) mientras el acuerdo es investigado por Ofcom y la Autoridad de Competencia y Mercados.
El PIIN detiene la transferencia de propiedad del negocio sin el consentimiento por escrito de la Secretaria de Cultura Lucy Frazer, impide su fusión con cualquier otra empresa, prohíbe realizar cambios significativos en su gestión y supervisión, y establece que el personal editorial clave no puede ser removido o transferido sin permiso.
